La fachada es el elemento constructivo que envuelve al edificio y defiende su interior ante los elementos climáticos (frío, calor, lluvia, nieve, vientos) y otros agentes como el ruido o la contaminación, por lo que se emplean diferentes soluciones constructivas de aislamiento separando convenientemente el exterior y el interior.
Hasta hace unos años se sustituían las fachadas por cuestiones estéticas, al ser la única parte del edificio que se visualiza desde el exterior confiriendo a la construcción un aumento de su valor, pero actualmente las exigencias legales y la concienciación ciudadana de ahorro energético están produciendo una progresiva sustitución de las envolventes de los edificios que hacen que sus moradores ganen en confort y en ahorro y sea gratificante para los habitantes del entorno que queda así embellecido.